José Conde Garrido
Málaga, 25 de junio de 2017
NECROLÓGICA
José Conde Garrido
El canónigo José Conde nos ha dejado. Muchos años al servicio de la Iglesia en múltiples quehaceres como manifestó el otrora deán de la Catedral, mi buen amigo, Francisco García Mota, en la semblanza pronunciada el día de su entierro. Fue Conde un excelente conocedor y divulgador de las llamadas enseñanzas sociales de la Iglesia. Colaboró fielmente con el cardenal Ángel Herrera, siendo seguidor suyo en la predicación de la dimensión social de la fe cristiana.
Colaboró con el cardenal en la creación de la Escuela Diocesana de Formación Social y más tarde en la puesta en marcha de la Escuela Universitaria de Trabajo Social, incorporada a la Universidad de Málaga, que tantos y logrados frutos ha conseguido en pro del conocimiento científico-crítico de la realidad y del discernimiento de las actuaciones más coherentes para la humanización y transformación de nuestra sociedad.
Conde fue un cura culto, apasionado por llevar consuelo y paz a los enfermos y necesitados. Fue un hombre sencillo y humilde, con un corazón espléndido y volcado siempre hacia los que sufren. A lo largo de su vida estuvo atento a los signos de los tiempos y fue descubriendo las llamadas de Dios que nos va impulsando a salir de un paradigma teológico y moral ahistórico a otro histórico, iniciado por Juan XXIII y el Vaticano II, y puesto en práctica por el papa Francisco.
Este nuevo paradigma nos va llevando a un cambio de método, el cual no es deductivo, sino que toma como punto de partida y lugar de interpretación la situación histórica, social y cultural. Este método se ha convertido en un instrumento muy válido para hacer aflorar, según las circunstancias temporales y culturales, las riquezas todavía no explicitadas de la agenda abierta del Vaticano II que hoy quiere poner en práctica el papa Francisco. Esfuerzo que está haciendo posible el descubrir verdades nuevas o cambiar el sentido o mudar los acentos en su conexión y exposición. Así como lo que era verdadero en la ciencia moderna de Galileo y Newton sigue siéndolo, pero el paradigma global de la física se ha transformado desde Max Planck, Einstein y Heisnberg.
El canónigo Conde estaría de acuerdo con el papa Francisco: es necesario un cambio de estructuras económicas, pero sin embargo, no es suficiente, ya que «un cambio de las estructuras sin generar nuevas convicciones y actitudes dará lugar a que esas mismas estructuras, tarde o temprano, se vuelvan corruptas, pesadas e ineficaces» (EG 189). Por lo que Francisco añade «nos urge avanzar en una valiente renovación cultural» (LS 113), es decir, en «una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático» (LS 111). No bastan remedios puramente técnicos, aunque haya que usarlos, sino que necesitamos un nuevo paradigma integral, sin olvidar el corazón, con una nueva espiritualidad. Desde la otra orilla, nuestro entrañable Pepe Conde nos estimula en esta búsqueda y en esta tarea. Descanse en paz nuestro benemérito canónigo.