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Cuando Marlene Dietrich se fue a la guerra a buscar a su madre

La actriz alemana luchó contra los nazis

Cuando Marlene Dietrich se fue a la guerra a buscar a su madre

La actriz alemana cambió de nacionalidad y se enroló en el Ejército de Estados Unidos. Viajó a Europa con los soldados, cantó bajo las bombas, alentó a la tropa... Le movían su odio a Hitler y algo más: encontrar a su madre. Un libro recupera impactantes imágenes de esta aventura cuando se cumplen 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Viernes, 18 de Julio 2025, 10:51h

Tiempo de lectura: 6 min

Enfundó esas piernas de oro que embelesaron a Gary Cooper y a tantos otros en la vasta tela del uniforme del Ejército de Estados Unidos. Calzó sus botas y zapatos abotinados, vistió la guerrera reglamentaria. Y se lanzó a la batalla contra Hitler y los nazis. Marlene Dietrich ya era una actriz famosa, ya había enamorado al público de medio mundo en películas como El ángel azul, Marruecos, El expreso de Shanghái o La Venus rubia. Era un sex symbol, una referencia erótica, una leyenda.

Pero dejó a un lado los escenarios y los aplausos para ir a la guerra, a pisar el fango, a compartir rancho con la tropa e ir avanzando por los cráteres y escombros de una Europa devastada. La movía su absoluta repulsa por el nazismo, a ella le dolía más porque era alemana, y le impulsaba también un motivo muy poderoso: buscar a su familia. Su madre y su hermana se habían quedado en Alemania y no sabía de ellas desde hacía años.

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Prácticas en Francia. Marlene Dietrich con el uniforme del Ejército de Estados Unidos durante un ejercicio de prácticas de paracaidistas norteamericanos en Francia.

Ella había salido de Alemania en 1930, y en 1939 tomó la nacionalidad estadounidense. Por los nazis. «Nací alemana y seguiré siendo alemana siempre. Tuve que cambiar mi ciudadanía cuando Hitler llegó al poder. Me he convertido en una buena ciudadana estadounidense, pero en mi corazón sigo siendo alemana», explicó. Tuvo la valentía de plantar cara a Hitler, que la admiraba y la llamó en 1937 para que se convirtiera en mascarón de proa del nacionalsocialismo. Pero ella se negó. En rotundo. Se cuenta que, desafiante, respondió que volvería a Alemania para ser dirigida por su mentor, el judío alemán Josef von Sternberg.

Plantó a Hitler y se enroló en la United Service Organization (USO), la organización responsable del entretenimiento de las tropas estadounidenses. Marlene cantó para los soldados vestida de largo y desplegando todo su glamour en territorio de Estados Unidos, como hicieron otros artistas. Pero ella dio un paso más.

Primero localizó a su hermana. Por ella supo que su madre había sido acusada de esconder a judíos. Hasta el general Patton se involucró en su búsqueda

Marchó al frente, con el rango de capitán de la USO; pasó frío y dio tumbos a bordo de jeeps en malas carreteras; recorrió Italia, Francia y Bélgica con las tropas americanas; y se adentró en Alemania. «Odio ver todas estas casas destruidas, pero Alemania se merece lo que le espera. Y animo a los rusos a llegar a Berlín lo antes posible», declaró entonces Marlene.

Hay imágenes de su andadura guerrera. Las ha recopilado el periodista alemán Reiner Burger en el libro Marlene Dietrich en el frente, y muestran la decidida implicación de la artista. «Marlene era radical en todos los sentidos.

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Consuelo para los heridos. La actriz Marlene Dietrich escribiendo un autógrafo en la pierna escayolada de un herido en un hospital de campaña en Bélgica en noviembre de 1944.

Muy consecuente e increíblemente disciplinada», explica el periodista alemán. Cuenta Reiner Burger que la actriz no se limitaba a visitar campamentos y hospitales, sino que compartía rancho y condiciones con la tropa: «Vestía de caqui como los demás, comía las raciones de campaña, se lavaba con agua de nieve y se alojaba en edificios bombardeados llenos de ratas».

Conoció la dureza de los combates en las Ardenas, las puñaladas del frío, la permanente angustia de un posible ataque. A menudo, en sus conciertos se escuchaban disparos y bombazos de fondo. Durante sus actuaciones cantaba, contaba chistes, bailaba y entonaba la famosa canción Lili Marlene, un tema de amor que se escuchaba también en las filas alemanas.

En busca de su madre, sospechosa en Berlín

Para avanzar sobre aquel terreno asolado de sangre y escombros, Marlene tenía un potente aliciente añadido: abrazar a su madre, que se había quedado en Berlín. Hacía años que no sabía de ella. El último contacto había sido una carta de finales de marzo de 1943. No recibió noticias de su familia hasta principios de mayo de 1945. Con la primera que se reencontró fue con su hermana Elizabeth. Por ella se enteró de que la joyería de su madre en Berlín había sido registrada tras ser acusada de haber ocultado a judíos en 1944.

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Animar a la tropa. Marlene Dietrich besando a un soldado sin camisa que se asoma por un ojo de buey del barco USS Monticello.

Y se enteró también de otra noticia muy dolorosa. Supo entonces que su hermana y su cuñado regentaban un cine en Belsen al que acudían los SS y guardianes del cercano campo de concentración de Bergen-Belsen, donde murieron 50.000 inocentes; entre otros, Ana Frank y su hermana Margot. Al principio, Marlene tuvo una actitud protectora hacia su hermana, pero más adelante la repudió y proclamaba en las entrevistas que era hija única. Debió de ser durísimo para ella saber que alguien de su familia había compadreado con los asesinos nazis.

Para localizar a su madre contó con la ayuda del Ejército de Estados Unidos, incluso dos generales de cuatro estrellas como George S. Patton y Omar Bradley intercedieron personalmente. Por fin supo que su madre, Josephine von Losch, estaba en Berlín, pero en la zona ocupada por los soviéticos. Marlene logró contactar por carta: «Hago todo lo posible para poder visitarte o para que puedas salir. Estoy preocupada por ti. Por favor, cuídate hasta que pueda ir», le pide.

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Baño de masas en París. La actriz en un baño de multitudes tras su actuación en la inauguración del Paris Stage Door Canteen (Francia), en junio de 1945.

El encuentro se retrasó porque a Marlene la obligaron a regresar a Estados Unidos a curarse de una infección. «Soy un soldado que regresa a casa. Descansaré, pero volveré lo antes posible», declaró a los periodistas al aterrizar en Nueva York.

En agosto de 1945 consiguió hablar con su madre gracias a la intervención del general James Gavin. Conversaron por radiofrecuencia: no había línea telefónica. Después llegó, por fin, el encuentro. Madre e hija se fundieron en un emocionado abrazo en el aeropuerto de Tempelhof (Alemania) frente a un puñado de fotógrafos. Josephine vestía un elegante traje gris con corbata y sombrero, y Marlene bajó del avión ataviada con el uniforme americano.

Trabajó con grandes directores, la nominaron al oscar... pero para ella haber luchado contra el nazismo fue "la única cosa importante que he hecho en mi vida"

Se quedó en Berlín diez días y movió sus hilos para conseguir comida para su madre y sus suegros, Rosa y Anton Sieber. «He estado al borde del colapso», confesó a su marido, Rudolf Sieber, en una carta. Después regresó a Estados Unidos.

Cuando murió su madre, el 3 de noviembre de 1945, Marlene viajó a Berlín, de nuevo socorrida por el general Gavin, quien puso un avión a su disposición. Pasaron años hasta que Marlene regresara a la capital alemana. Lo hizo en 1960, cuando ya no le quedaba familia allí, un año antes de que a Berlín la partiera el muro.

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Por fin, el abrazo con su madre. Marlene Dietrich abandonó Alemania en 1930, pero su madre se quedó en Berlín. Madre e hija se abrazaron por fin, tras años sin noticias la una de la otra, en el aeropuerto de Tempelhof (Alemania) en 1945.

Tras la guerra, la actriz cosechó grandes reconocimientos: Estados Unidos le concedió la Medalla de la Libertad; Israel, la Medalla al Valor; y Francia, la Orden de la Legión de Honor.

Ella continuó con su carrera en el cine. Pero no olvidó la tragedia de la guerra. Trabajó, por ejemplo, en la película Berlín Occidente, rodada en la Alemania ocupada por los aliados, entre 1947 y 1948, donde interpreta a una cabaretera sospechosa de ser colaboradora de los nazis. Y en 1961 actuó en Vencedores y vencidos, la película de Stanley Kramer sobre los juicios de Núremberg, donde hace de una viuda de guerra que quiere convencer a un juez estadounidense (interpretado por Spencer Tracy) de que el pueblo alemán no sabía nada del Holocausto.

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Intentar que sonrían. Marlene Dietrich se propuso animar a los soldados americanos. Está anotado en esta fotografía, tomada a principios de 1945 en un tanque cerca de Heinsberg, en Alemania.

Su carrera fue declinando. Cuando se vio envejecida se recluyó en París, donde no se dejaba ver. Murió allí, a los 90 años, en 1992. Disfrutó de una vida larga y plena: rodó a las órdenes de Fritz Lang, Orson Welles y Alfred Hitchcock, entre otros; enamoró al público, vivió romances, cultivó una sensual ambigüedad sexual, fue nominada al Oscar, se convirtió en una leyenda de Hollywood... Naderías. Para ella su participación en la guerra y su oposición al nazismo fue «la única cosa importante que he hecho en mi vida».

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