El autorretrato infinito: ¿es la maternidad un acto creativo?

Se trata de una poderosa meditación visual sobre el tiempo, la maternidad y el acto creativo en la que documenta su vida junto a su hijo a través de una ceremonia anual: una fotografía de ambos, uno junto al otro, en la que cada nueva imagen incorpora en el fondo la fotografía del año anterior, como si cada toma fuera una cápsula visual del tiempo que permite observar cómo madre e hijo crecen, cambian, envejecen, se acercan o se alejan con el paso de los años, en una huida hacia el infinito similar a la que se produce entre dos espejos enfrentados, que posibilita e impide a la vez la simultaneidad. Así, esta suerte de tocata y fuga fotográfica ha ido y continúa transformándose en un archivo profundamente personal, que no solo retrata el paso del tiempo y la relación maternofilial, sino que a su vez —y este es el gran reto de Wang— desafía las narrativas convencionales sobre la maternidad y la autoría.

«A menudo se ve a una madre como una cuidadora, pero rara vez como una artista —ha dicho Wang—. Quise romper con esa dicotomía. The Mother as a Creator es tanto un retrato de una madre como una afirmación de su voz creativa». Wang utiliza así el rol materno no como una limitación, sino como una fuente inagotable de investigación artística. Su obra se ha ido erigiendo de este modo como una profunda declaración de que la maternidad puede ser no solo una fuente de inspiración, sino también un medio central de expresión creativa. «Para muchas mujeres, convertirse en madre significa dejar de lado sus ambiciones personales. Yo quise recuperar ese espacio, no para separar a la artista de la madre, sino para fusionarlas».

Sus fotografías se convierten bajo esta impronta en poemas visuales sobre el amor, la pérdida, la paciencia y la perseverancia y subrayan que el acto creativo, como la maternidad, rara vez es ordenado o lineal, sino más bien un acto de fe, repetido a lo largo de los años, en la incertidumbre, en el silencio y abierto a un devenir implanificadle. Wang registra así su vida y la de su hijo en común y por separado, desde su propia graduación a la fractura de la pierna del niño, los viajes y las mudanzas, y permite intuir cómo el tiempo transforma la relación entre ellos, con sus momentos de complicidad, distanciamiento y reconciliación.«Ser madre es crear, y crear es recordar quién eres mientras te conviertes en alguien nuevo —dice Wang—. Este trabajo es mi forma de sostener esa paradoja, año tras año».

A diferencia de otros proyectos de retrato a largo plazo —como The Brown Sisters, proyecto que ya acogió Getxophoto y en el que Nicholas Nixon retrató a su mujer y a sus cuñadas anualmente durante cuatro décadas— el proyecto de Wang permite y, aun más, enfatiza la ausencia. Y es que ha habido años en los que Wang y su hijo no llegaron a retratarse, a veces por compromisos profesionales, otras porque su hijo se opuso a posar. Estas ausencias, lejos de ser descartadas, son deliberadamente evidenciadas por Wang, convirtiéndolas en elementos significativos de su obra, introduciendo las tensiones inherentes a la vida familiar y al trabajo de una madre fotógrafa. «La vida se interpone —explica—. Pero ese es justamente el punto. El trabajo no trata de la perfección o el control, sino de reconocer y asumir el desorden, los silencios y los espacios intermedios».

El proyecto de Wang resuena con fuerza en las conversaciones contemporáneas sobre la memoria, especialmente en el contexto de la cultura digital y la era del archivo sin fin. Sus fotografías son analógicas en espíritu, resisten el efecto homogeneizante del intercambio digital instantáneo e invitan al espectador a una interacción lenta y reflexiva con el pasado, ofreciendo una perspectiva en capas sobre lo que significa recordar y crear. «Con cada nueva imagen, no estoy solo documentando un momento —explica Wang—. Estoy creando un diálogo entre mis yoes pasados y presentes y entre los de mi hijo. Es una meditación visual sobre cómo el tiempo nos transforma, y cómo nos aferramos a la memoria a través de la creación».

Doctorada en Arte por la Universidad de Brighton en el Reino Unido, Wang es fundadora de Ching Tien Art Space, y profesora asistente en la Universidad Nacional Dong Hwa. Sus obras se encuentran recogidas en prestigiosos museos de todo el mundo y su proyecto ha ganado cada vez más atención en festivales internacionales de fotografía. Getxophoto —cuyo eje temático de este año, REC, explora cómo las tecnologías de grabación moldean nuestra memoria y percepción— le brinda ahora un marco ideal a la artista taiwanesa: su serie ofrece un contrapunto profundamente humano y pausado en un momento cultural saturado de imágenes, un archivo de intimidad y transformación, construido con paciencia, de a una imagen por vez.

Comisariado por tercer año consecutivo por la investigadora y curadora María Ptqk, Getxophoto pulsó justamente hace dos años el botón de PAUSA; el año pasado, el de PLAY, y ahora el de REC, que cierra la trilogía con una veintena de exposiciones, la mayoría al aire libre, marca registrada de un festival reconocido y reconocible por su radical defensa del espacio público como lugar de encuentro y campo de experimentación, juego y celebración comunitaria.

El Festival —dirigido por Jokin Aspuru— cuenta con un fuerte programa participativo, que incluye conversatorios, visitas guiadas, presentaciones, intervenciones, proyecciones, talleres y paseos nocturnos que puedes consultar en su detallada página web.

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