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Desayuno de domingo con... Juan Mayorga: «Es maravilloso el silencio que uno hace para escuchar al otro: es un acto de amor»

Madrid, 1965. Soy dramaturgo, director de escena y director artístico del Teatro La Abadía (Madrid). Allí representamos, hasta el 29 de junio, Los yugoslavos, una obra de mi autoría que también dirijo.

Viernes, 30 de Mayo 2025, 12:06h

Tiempo de lectura: 3 min

XLSemanal. Una obra que se estrenó en el Teatro Bitef de Belgrado en 2013.

Juan Mayorga. Sí, pero este montaje poco tiene que ver con aquel. He seguido reescribiendo la obra en estos años.

«Nada más cumplir los 60 he corrido mi tercera maratón madrileña: 42 kilómetros es una pelea contra ti mismo, un desafío»

XL. En esta revisión del texto parece que ha ganado peso el valor de la palabra.

J.M. Sí, la obra arranca cuando un camarero pide a un cliente que hable con su mujer, porque lo ha visto animar a otro cliente y cree que puede tener el don de la palabra, que sus palabras ayudarán a su mujer, hundida en la tristeza.

XL. Sería fantástico creer en el poder salvador de las palabras.

J.M. Sí, porque vivimos momentos terribles donde las palabras también sirven para legitimar injusticias y encubrirlas. Son muy poderosas: salvan y matan, curan y enferman. Me han dicho palabras que me han ayudado a vivir y otras que desearía no haber escuchado. También hay silencios muy sanadores.

XL. Y otros terroríficos de presenciar.

J.M. También, pero sobre todo hay un silencio maravilloso, el que uno hace para escuchar al otro: ese en el que callas para darle al otro la oportunidad de que se exprese, si quiere, con palabras. Yo creo que la escucha es un acto de amor. 

XL. Escribió Los yugoslavos recordando las historias que contaba su abuelo al volver de El Tranvía, el bar que tenía cerca de la plaza de las Cortes, en Madrid.

J.M. Sí, él iba feliz y sentía orgullo por su trabajo. Le gustaba servir desayunos, y comidas, y hacer bocadillos para los taxistas. Escuchar las cosas que contaba me hizo ver que un bar español es un universo donde cabe cualquier historia, cualquier pensamiento.

XL. Nos tiene acostumbrados a textos profundos, a veces muy tristes.

J.M. Esta obra es más accesible que otras porque los dos personajes principales son un barman y la cocinera de ese bar, que es su esposa. Habla de la tristeza, pero tiene mucha luz porque está atravesada por el amor y la esperanza. Hay misterio, poesía y hondura.

XL. Filósofo, matemático, Premio Princesa de Asturias de las Letras (2022), Premio Nacional de Teatro y de Literatura, es el segundo miembro más joven de la RAE. 

J.M. Allí hay gente con muchos años y el corazón y la cabeza muy jóvenes, como el gran maestro Emilio Lledó [97]. 

XL. Acaba de cumplir 60 años, ¿le pesan?

J.M. ¡Nada! Y nada más cumplirlos he corrido mi tercera maratón madrileña.

XL. ¿Y eso es una machada? Adelanto que yo no he corrido ninguna en mi vida.

J.M. ¡Bueno! Yo muy macho no soy… pero 42 kilómetros es una pelea contra ti mismo, un desafío.

Todo al bol

«Mezclo en un bol un yogur natural con trozos de plátano, fresas, manzana, frambuesas y nueces. Y, aparte, un café con leche». 

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